viernes, 9 de septiembre de 2011

Intrusa.


… Entro al departamento con los ojos cerrados, olía a libros viejos, a páginas nuevas. Sin mirar si alguien la vigilaba, decidió entrar. Cerró con mucho cuidado la puerta que ahora quedaba a sus espaldas. El espacio no era muy grande, estaba algo desordenado. En el suelo y por todas partes estaban regadas las razones del aroma; diferentes libros, cientos de títulos.

Avanzaba  a pasos pequeños escudriñando todo el lugar, tratando de no perder ningún detalle para que en sus momentos más íntimos reviviera el insolente asalto de privacidad cometido al hogar del hombre que admiraba.
Sin preocuparse por el tiempo, se acerco a los muebles y repasando cada uno de los adornos sobre ellos, de los cuales la gran mayoría eran libros y CD´s.

Descansando sobre un vago sillón, una guitarra. ¿Sería uno de los mudos hobbies que practica tu maduro amor?

Ya terminado de haber revisado el diminuto living, la indiscreta allegada levanto la mirada averiguando que otras imprudencias podía perpetrar. Noto que habían tres puertas color azul oscuro, a la vista dos de ellas estaban cerradas y la ultima un tanto abierta como invitándola a entrar. Antes de que tomara alguna decisión, nuevamente se encontraba cerrando la puerta a sus espaldas.

Al contrario de todo el desorden anterior esta habitación estaba debidamente ordenada: la cama que se encontraba al centro del minúsculo espacio tenía sus ropas bien estiradas, sin huellas sobre ellas más que la almohada. A la derecha de la cama yacía una mesita de noche y a la izquierda un closet, que entablaba cables de curiosidad y tentación con la inesperada visita que para estas alturas caía a la realidad de lo que estaba haciendo. Se sacudió el cabello con la mano derecha, miro el suelo y dio algunos pasos cortos hacia atrás. Sabía que debía salir de ahí, pero a quien trataba de engañar, jamás lograría tomar el valor para dicho delito de nuevo.

Borro los pasos que habían marcado su indecisión dando gigantes zancadas y se apresuro en abrir el closet, lo primero en salir del mueble… Já. Un olor que su nariz reconocía de inmediato, era esa fragancia cítrica que expedía su platónico amor, lo demás eran sus chaquetas en las que predominaba el color marrón, repaso cuidadosamente cada una de ellas con las yemas de los dedos, tratando de no perturbar el espacio y posición que cada una ocupaba.

Todo te parecía maravilloso, ¿verdad Alice?  

Retrocedió sin cerrar las puertas del closet, sus ojos otra vez se cerraban, sin la más minina sorpresa cayo sobre la cama, dejo que su olfato grabara cada aroma. Giro hacia un costado, tomo la almohada y la rodeo con su cuerpo cual si fuera su querido amado.

¿En qué fantasía te encontrabas, Alice?

De pronto un sonido interrumpe la fantasía, inmediatamente otro cuerpo cae sobre el colchón, la impertinente visita abre los ojos solo del susto.

No puedes reaccionar, tu mente da vueltas en demasiadas cosas Alice. Te han descubierto, ¿Qué harás? ¿Qué harás?

Los cuerpos se han quedado inmóviles, un silencio denso rodea la habitación.

No puedes siquiera voltear Alice, ¿Qué harás?

La cintura de la intrusa es rodeada por un brazo, la lejanía de ambos cuerpos se vuelve invisible, una tranquila respiración descansa el en el cabello de ella…

*¿Qué haces aquí, Alice?* Pregunto una voz masculina.

4 comentarios:

  1. Sabes relatar muy bien las narrativas.
    un gusto leerte.
    saludos.

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  2. Hola guapa, un placer leerte, un gustazo, gracias, pasa buena tarde, besos numantinos...

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  3. Gracias Ricardo por tu inesperada y agradable visita.

    El gusto es mio al enterarme de que has leído lo escrito.

    Besos Mariposa para ti.

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  4. Gracias Don Vito, le comento que he quedado
    casi sin aliento al leer gran parte de su blog, espere mas visitas de mi parte, jajaja.

    Un beso Mariposa insaciable para usted.

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